sábado 26 de octubre 2024

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Columna

Una nueva esperanza

Una postal cotidiana: Sandra somos todos. Las preguntas que la gente le hace a la dirigencia y mi respuestas.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Por Eduardo Camus

El viernes a la noche iba a lo de un amigo a cenar. De camino paré en un almacén de Alto de Sierra para comprar algo de pan, algún vino y soda para llevar. Apenas al entrar rezongué, había una señora con intenciones de comprar fiambre, eso me hizo pensar que iba a tener que esperar un buen rato y si bien no estaba apurado, uno que ya intuye la demora en estas situaciones hizo que me impacientara un poco. Escucho el pedido de la señora al almacenero:

- ¿A cuánto tiene la mortadela?

-900 los cien, señora

-¿ Y de salame qué tiene?

- El Milán en 1800 y el bastón en 2100, los cien gramos

Me doy cuenta que no le alcanza lo que tiene ni para comprar mortadela ni para comprar salame. Le pide entonces, dos fetas de salchichón primavera y un bollito de pan. El almacenero, rápido y de mucho oficio, cortó varias fetas de más y le decía:

- Doña Sandra esto está buenísimo, le va a gustar, ahí va una de yapa.

Sandra, que entendió el gesto, con una mueca que no llegó a sonrisa, le dio las gracias y explicó:

-Hoy pagué 138 mil pesos de luz, fui a buscar los remedios de la presión y no me los dan más. Ando bien pero no pude comprarme para todo el mes, voy a tener que tomar menos días. La jubilación no me alcanza para nada y tampoco le puedo andar pidiendo a mis hijos, ellos también tienen muchos gastos.

Cuando se acerca a la caja a pagar, nos topamos de frente. Me hago a un costado para hacerle lugar y me mira:

- Le veo cara conocida… ¡qué largo esos rulos!

Me río e inmediatamente hace el típico interrogatorio de señora sanjuanina: ¿de dónde sos? ¿sos de por acá? ¿cómo te llamas vos? y antes de que terminara de decir cómo me llamaba y que era de Rawson, me interceptó con otra pregunta: - ¿qué sos del profesor, el que fue gobernador? esos eran políticos no como este mamarracho que tenemos ahora, mirá que yo lo voté, nene. Pero este tipo está mal, nos va a destruir… odia a los viejos y a los pobres. Mirá lo que hace con nosotros, los jubilados…

El almacenero nos miraba cansado, quería cobrar y terminar su jornada, ella no se daba por aludida y seguía:- ¿De qué trabajas vos? me preguntó, le contesté que era abogado y que hago política; no serás un sinvergüenza vos también, mirá que algún día los viejos nos vamos a cansar y los vamos a agarrar a todos de las orejas para que hagan las cosas bien, tenés cara de bueno nene, escúchame, ¿para dónde va el país? ¿por qué hay tan poco interés en la patria? se tiene que acabar esta violencia ¿qué podemos hacer para no tener este miedo a ser cazados; podremos arreglar lo que deje Milei? Si, perdón José ahora te pago, viste que a mí me gusta hablar.

Antes de salir me advirtió como lo hace una abuela implacable:-Portate bien, te voy a estar mirando. Todo un personaje, me dice el almacenero cuando me atiende, yo ya había olvidado lo que venía a buscar. Lo de Sandra fue como un huracán. Entendí que sus preguntas eran justamente lo que la dirigencia política no se pregunta hace tiempo; interrogantes del que la política parece incapaz no ya de responder, sino de formular.

¿Hacia dónde va el país? Es la pregunta que nos hacemos todos los días todos los argentinos, qué rumbo toma la Argentina bajo la dirección de Milei. No tengo dudas que el país, con Milei, va a una nueva etapa de dependencia absoluta. Caputo tiene como sueño húmedo encadenar nuestro destino al FMI, y que solo seamos un pedazo de tierra con extraordinarios recursos para ser saqueada. La miseria planificada por el Ministro es darle continuidad y profundizar el programa en el cual muy pocos obtienen riquezas extraordinarias, mientras la mayoría de nuestro pueblo se saltea comidas o con suerte logra comprar 3 fetas de fiambre para cenar. Si no queremos que la respuesta sea la disolución definitiva de la Patria, la dirigencia política- sobre todo a los que hoy nos toca ser oposición- deberá hacer algo más de lo que viene haciendo. La base tiene que ser el amor por nuestra tierra, ese es el motor de nuestra historia. Si compatriotas como Sandra perciben que ya no hay interés verdadero por nuestra Nación estamos cagados. No hay vuelta que darle.

¿Queremos seguir siendo argentinos y argentinas? La dirigencia política en su conjunto debe dar un salto hacia adelante, tiene que crecer, hoy por hoy está adoleciendo. Necesita ponerse los pantalones y recuperar su sentido: la política en función de su pueblo. Lo venimos diciendo, la discusión política no puede ni debe ser exclusivamente entre dirigentes y de espalda al pueblo. Nuestro desafío es recuperar la conexión entre la política y el pueblo al cual se debe.

Para construir una nueva esperanza es deber de todos encauzar nuestras fuerzas y recursos para interpelar. Recuperarlo. Transitar esta crisis y la tremenda angustia que genera, de manera colectiva. Para que, como bien dijo Sandra, no tengamos miedo de ser cazados, no tengamos miedo de afirmarnos como argentinos, como el pueblo vivo que somos, que se resiste a ser derrotado. La crueldad siempre encuentra un límite. Creo que esos límites se están empezando a ver en el maravilloso movimiento estudiantil, y la defensa por un valor que es de todos: LA EDUCACIÓN PÚBLICA.

¿Podremos arreglar lo que deje Milei? Sí, pero hay que ponerse a laburar. Salir de la posición de espera, dejar de recibir golpes todos los días, para pasar a la ofensiva. Organizar lo que van rompiendo y construir una alternativa. Trabajar codo a codo por nuestro pueblo y junto a él. Es ahora, por las todas las Sandras que nos están viendo.

Siempre hay lugar para la esperanza. En Milei no. El hombre que le pide sacrificios al pueblo argentino mientras se saca fotos con Elon Musk y se celebra el ego en cualquier lugar del mundo menos en la Argentina profunda no representa chance de reivindicarnos como nación. Pero sí nos podemos agarrar de lo que dejaron nuestros próceres. Cuando el cansancio cale hondo, vamos a San Martín para que nos dé fortaleza para enfrentarlo; cuando nos sintamos que estamos perdidos, vamos a Sarmiento para que nos permita encontrar el foco; cuando sintamos que el país no vale la pena, vamos a Güemes para encontrar nuevamente significados; cuando nos sintamos que estamos al borde caer, vamos a Belgrano para que nos envuelva en su constancia extraordinaria; cuando sintamos que nadie nos escucha, vamos a Evita persuadiendo al pueblo y cuando sintamos que estamos perdiendo, vamos a Perón y a su ferviente apuesta por los argentinos.

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