El pabellón central del Hospital Rawson es uno de los pocos edificios públicos de San Juan capaz de sobrevivir a los embates del tiempo y la naturaleza. Ubicado en la esquina de las avenidas Rawson y Córdoba, su historia es un reflejo de la evolución arquitectónica provenientes de Europa y sanitaria de la provincia, además de ser un símbolo de la resistencia ante la tragedia del terremoto de 1944.
Construido con materiales traídos de Europa y siguiendo las primeras normas antisísmicas esbozadas tras el terremoto de 1894, este pabellón se mantiene en pie como una de las estructuras más emblemáticas de la ciudad. Junto a otros edificios históricos como la Escuela Normal Sarmiento, el Colegio Nacional y las antiguas estaciones de ferrocarril Belgrano y San Martín, representa un valioso legado arquitectónico.
El hospital tuvo sus orígenes en la gobernación de Domingo Faustino Sarmiento, cuando fue fundado como el Hospital de Beneficencia. Más tarde, en honor al médico y político Guillermo Rawson, adquirió su nombre actual y fue trasladado a su ubicación definitiva en un terreno comprado a la familia Laspiur.
En 1913, el gobernador Victorino Ortega colocó la piedra fundamental del pabellón central y, en 1924, Federico Cantoni impulsó una inversión de un millón de pesos para su ampliación. Sin embargo, el proyecto original nunca se completó y sufrió numerosas modificaciones a lo largo de los años, lo que afectó su armonía y simetría arquitectónica.
Cantoni fue también responsable de la modernización del hospital, incorporando consultorios de odontología, ginecología, oftalmología y un área para el tratamiento de enfermedades infecciosas. En su discurso de inauguración, expresó su deseo de que el hospital fuera "la casa de la esperanza y el consuelo" para el pueblo sanjuanino.
El diseño del pabellón responde a influencias francesas, pero su estructura se basa en planos alemanes. La empresa constructora F.H. Schmidt dejó su marca en una placa aún visible en la fachada. Entre los materiales utilizados destacan el mármol de Carrara italiano, pizarras alemanas y maderas nobles como el cedro y la pinotea. Sus detalles ornamentales, molduras y barandas de hierro forjado dan cuenta de una construcción de gran calidad y durabilidad.
A pesar de los esfuerzos por preservar el conjunto original, la falta de espacio llevó a la demolición de varias secciones, dejando en pie solo el pabellón central. Sin embargo, su imponente presencia sobre avenida Rawson sigue siendo motivo de orgullo para San Juan y el país.
Más allá de su valor arquitectónico, el pabellón ha sido testigo de innumerables momentos históricos, desde la atención de víctimas del terremoto de 1944 hasta la reciente construcción del nuevo edificio hospitalario. Su legado sigue vivo en la memoria de la comunidad, recordándonos la importancia de proteger y valorar nuestro patrimonio.
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