Una jornada única e inolvidable que marcó un hito en la vida de dos comunidades educativas sanjuaninas se vivió días atrás durante un evento organizado por los estudiantes del Instituto Preuniversitario Escuela de Comercio Libertador General San Martín que no solo brindó ayuda material, sino que promovió el intercambio de experiencias, juegos, campeonatos y aprendizajes a los alumnos de la Escuela Nuevo Cuyo, ubicada en el sector urbano marginal de La Bebida, en el departamento Rivadavia.
La iniciativa surgió de la docente Cristina Carrizo, quien imparte la materia Introducción al Trabajo Social en 6to año orientado a Humanidades y Ciencias Sociales. Este espacio curricular tiene un enfoque multidisciplinario que busca no solo la formación académica, sino también la creación de conciencia social en los estudiantes, fomentando una participación activa y solidaria en la sociedad.
El propósito principal del proyecto es que los alumnos puedan investigar y vivenciar la realidad de comunidades con carencias significativas. En este caso, la Escuela Nuevo Cuyo, con una matrícula compuesta por estudiantes con diversas necesidades, fue la destinataria de esta intervención.
El enfoque se centró en identificar problemáticas sociales y elaborar un plan de intervención que fuera más allá de la simple asistencia, apuntando a la transformación social y al fortalecimiento de lazos comunitarios.
Estudiantes de la Escuela de Comercio Libertador General San Martín visitaron la Escuela Nuevo Cuyo y la jornada fue inolvidable.jpg..jpg
"Durante el año trabajamos conceptos claves relacionados al Trabajo Social, que tiene como objetivo intervenir en comunidades con necesidades insatisfechas. Esta visita fue el resultado de esos aprendizajes", explicó la profesora Carrizo en diálogo con Tiempo de San Juan.
"Queríamos que los chicos vivieran en carne propia lo que significa trabajar en este ámbito, desde la identificación de una problemática hasta la intervención", añadió.
A diferencia de otros proyectos académicos, en este caso los alumnos no solo investigaron, sino que tomaron la iniciativa en cada paso del proceso. Ellos fueron los encargados de establecer contacto con la Escuela Nuevo Cuyo y gestionar los recursos necesarios para llevar a cabo la intervención.
"En este espacio curricular, los estudiantes son los protagonistas absolutos. Ellos investigan, planifican y ejecutan. El docente solo acompaña y guía el proceso", detalló Carrizo.
El proyecto se dividió en varias etapas: en primer lugar, los estudiantes identificaron la problemática social de la comunidad escolar de La Bebida a través de una investigación preliminar.
"Realizaron entrevistas a la directora, docentes y alumnos, además de observaciones en el terreno, lo que les permitió construir un diagnóstico detallado de la situación", contó Carrizo.
El juego de las sillas. Diversión y alegría en La Bebida.jpg
Con el diagnóstico en mano, los estudiantes diseñaron un plan de intervención social, que incluyó tanto la recolección de material como la organización de actividades lúdicas y recreativas. "No se trataba solo de llevar donaciones, sino de generar un clima de integración, respeto y cariño en el que los alumnos de la Escuela Nuevo Cuyo se sintieran valorados", subrayó la docente.
La implementación de este plan fue un ejemplo de compromiso y solidaridad. Para financiarlo, los alumnos elaboraron y distribuyeron flyers a través de redes sociales y realizaron colectas en sus propias aulas, pidiendo colaboraciones de dinero, materiales escolares, ropa y calzado. "Se organizaron por grupos y recorrieron curso por curso pidiendo donaciones. Lo recaudado fue seleccionado y organizado para entregarlo de la mejor manera", narró Carrizo.
El día de la intervención fue emotivo. Además de la entrega de lo recaudado, los estudiantes de la Escuela Nuevo Cuyo disfrutaron de actividades recreativas como campeonatos, juegos y golosinas. Incluso se organizó un taller de manualidades donde todos colaboraron para confeccionar almohadones para la biblioteca de la escuela, que, según los alumnos, "pedían a gritos una mejora". También se realizaron murales con tapitas, una actividad simbólica que unió a todos en un mismo propósito.
Más allá de la ayuda material
Uno de los momentos más emocionantes fue cuando toda la comunidad educativa de la Escuela Nuevo Cuyo, desde los alumnos hasta los docentes, se unió en un coro espontáneo de "¡Gracias, gracias, gracias!", expresando la gratitud que sintieron al recibir no solo la ayuda, sino también el afecto y el tiempo de los estudiantes que organizaron la jornada.
Juegos, una clase rápida de inglés y algunos campeonatos dentro y fuera del aula en un día maravilloso de alegría e integración en la Escuela Nuevo Cuyo..jpg
“El proyecto es integral, no se limita a llevar donaciones. Nuestro objetivo era crear un clima de amor y armonía, que los chicos de la Escuela Nuevo Cuyo se sientan considerados y valorados. Y lo logramos en un día que, sin dudas, quedará grabado en todos nosotros”, concluyó emocionada Carrizo.
Esta iniciativa es un ejemplo claro del poder transformador que tiene la educación cuando se integra con la solidaridad y el compromiso social. Los lazos que se crearon entre las dos instituciones no solo enriquecieron a los alumnos de la escuela beneficiaria, sino también a los estudiantes del IPU, quienes vivieron una experiencia que va más allá de lo académico, aprendiendo el verdadero valor de la empatía y el trabajo en equipo.
