En un acto desinteresado y lleno de devoción, un grupo de vecinos del departamento Zonda se unió para restaurar la gruta de Sierras Azules, que había sido vandalizada en diciembre pasado. A pesar de las adversas condiciones climáticas, con una fuerte lluvia en las alturas, los protagonistas de esta acción no dudaron en subir al cerro, sin más ayuda que la colaboración comunitaria y su propio esfuerzo.
La historia comenzó cuando el periodista Jorge Tobal y el atleta Julio Daroni difundieron imágenes de los daños causados en las grutas, dedicadas a la Virgen de Luján y la Virgen del Valle. Estos actos de vandalismo generaron un profundo enojo en los habitantes de la zona, quienes mantienen un vínculo espiritual y turístico con este santuario.
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José Campillay, vecino y uno de los principales impulsores de la reconstrucción, explicó cómo surgió la iniciativa: "Este acto surge a raíz de un video que un practicante de trekking publicó a fines de diciembre, mostrando los destrozos en las grutas de Sierras Azules. Las imágenes de la Virgen de Luján y la Virgen del Valle son muy importantes para nosotros, no solo por su valor religioso, sino también por el turismo religioso que atrae al departamento. Todos los zondinos tenemos una devoción muy especial por estas vírgenes".
José, junto con su amigo Luis Cortéz, se comprometieron a restaurar el lugar. "Primero doné las dos imágenes, la de la Virgen del Valle de Catamarca y la de la Virgen de Luján. Luego, otro vecino donó la imagen del Cura Brochero. Con Luis, que tiene caballos de carga y realiza cabalgatas en el departamento, decidimos pedir la colaboración de los vecinos. La idea fue restaurar la gruta a pulmón", explicó.
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El proyecto comenzó con el traslado de las imágenes a la Parroquia Sagrada Familia para ser bendecidas. "Las dejamos allí hasta que pudiéramos completar la restauración. Ayer viajamos cinco personas, con 12 animales de carga, por el difícil acceso a las Sierras Azules, llevando materiales como cemento, agua y todo lo necesario para la reconstrucción", relató José.
A pesar de la lluvia torrencial y el mal tiempo, el grupo logró reconstruir la cruz emblemática que había sido lanzada al precipicio, así como la gruta original, respetando su formato original. "Nos cayó una lluvia fuertísima, con crecidas de agua, pero logramos reconstruir el santuario. A pesar de los contratiempos, nos sentimos contentos de haber logrado el 90% de la restauración", añadió.
José también destacó el esfuerzo colectivo: "Algunos vecinos nos ayudaron con mercadería y otros colaboraron con alimentos para la comida de la mañana. La idea siempre fue un esfuerzo de los propios vecinos, sin buscar ningún tipo de apoyo externo. Lo hicimos con mucho amor por nuestra tierra y por nuestra devoción a las vírgenes".
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A pesar de las dificultades, José y su equipo mantienen la esperanza de que esta restauración perdurará. "Sabemos que las buenas acciones prevalecen sobre las malas. Puede ser que en algún momento vuelvan a destruir lo que hemos hecho, pero si eso ocurre, volveremos a reconstruirlo, porque este es un acto de cariño hacia nuestro departamento y hacia nuestra tradición", concluyó.
El santuario, que será completamente restaurado para la Semana Santa, representa no solo un símbolo de fe, sino también de comunidad, compromiso y amor por la tradición.