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SUSCRIBITELos inmigrantes sirio-libaneses Checre Zogbe y Antonio Pósleman fueron precursores en el anisado en San Juan. De 1912 a 1922 la producción creció de 30.000 litros anuales a 350.000 litros.
El anís (Pimpinella anisum) es una bebida espirituosa que se obtiene de la aromatización de un alcohol etílico de origen agrícola (en España también lo elaboran con vino), con extractos naturales de plantas que poseen la fragancia característica del anís.
Checre Zogbe y Antonio Pósleman eran inmigrantes, ambos sirio-libaneses, los dos (por separado) se destacaron por la producción de anisado o “anís turco” como también le decían a principios del siglo XX, eran productos tan excelentes que “no encuentran similar que le aventaje” según una publicación de 1922.
El anís (Pimpinella anisum) es una bebida espirituosa que se obtiene de la aromatización de un alcohol etílico de origen agrícola (en España también lo elaboran con vino), con extractos naturales de plantas que poseen la fragancia característica del anís.
Su materia prima es el anís estrellado, verde e hinojo. La graduación mínima de esta bebida anisada tiene que ser de 35 %. Es una bebida indispensable en los países de origen de ambos elaboradores, es por eso que no encontrando anís en San Juan se propusieron fabricarlo.
En Turquía el anisado (Raki) es considerado licor nacional y es muy típico beberlo junto a unos entrantes turcos o meze. Generalmente, debido a su alta graduación, se le suele agregar agua en igual proporción. Así adquiere un color blanquecino por el que se le dice Aslan Sütü, que significa la «leche del león».
Sus historias aparecen en el libro de Jaime Molins y Jorge Dantil, “La Argentina, Región Cuyo de 1921-1922”, aportando valiosos detalles de esa incipiente industria sanjuanina. En el libro nada se narra sobre la obtención de la materia prima (la semilla de anís), pero según el primer censo agrícola de San Juan, realizado en 1932, había 5 hectáreas de anís sembradas en Santa Lucía.
“Checre Zogbe es un hombre de empresa, un luchador tenaz, un espíritu abierto, potente en el trabajo y en la acción, un triunfador”, señalaban.
Llegó a San Juan en 1903 y su primera actividad fue el comercio, cuando se afianzó económicamente, ocho años después, ingresó al rubro de la industria de las bebidas. Junto a su socio y hermano político, Arturo Pechuán, logró descollar. Pechuán era además un excelente pintor.
“Los primeros tiempos son de ruda prueba, de incertidumbre, pero no se dejan arrastrar por el desaliento estos bravos laboradores. El éxito se insinúa a los tres años de instalada la fábrica”, luego de aplicar métodos de vanguardia en el proceso del anisado.
No solo logran conquistar a los consumidores de San Juan, sino que su anís se vendía en Mendoza, Córdoba, Rosario, Buenos Aires y Tucumán “y no encuentra similar que le aventaje”.
En 10 años, de 1912 a 1922, la producción se había multiplicado y pasó de los iniciales 30.000 litros anuales a 350.000 litros.
También elaboraron mistelas, 1.500 cascos, cuyo valor en el mercado triplicaba al del vino común y se vendía a las bodegas para la elaboración de vino generosos.
La bodega de Zogbe estaba ubicada en calle 25 de Mayo, abarcaba una superficie de 5000 m2, propiedad de la firma. Contaba con maquinaria moderna, dos alambiques Egrot y Grangé; rectificadores de primera calidad y tres aparatos de destilación sistema José Martín Ariza.
En el cuerpo principal de la bodega había 34 piletas de mampostería y cemento con capacidad para 4.000 cascos. La casa de la familia Zogbe fue construida en el terreno contiguo a la bodega.
El anís ya se utilizaba en Babilonia (cerca de 2.000 años antes de Cristo). Se postuló como una de las hierbas medicinales y aromáticas utilizada por las culturas posteriores, como la griega, romana y egipcia, siendo los romanos quienes lo aplicaron en la cocina. Según la superstición existente en las civilizaciones antiguas, se empleaba también con el fin de alejar los malos espíritus.
El libro mencionado relató que Antonio Pósleman, libanés católico, llegó a San Juan en 1898 y se estableció con una pequeña industria donde elaboraba mistelas y ensayaba como producir el anís turco.
En 1921 contaba con maquinaria moderna y vendía 30.000 damajuanas y 35.000 botellas de anís turco. El proceso era supervisado por Antonio y por su hijo José, que se encargaba de la administración general de la empresa.
“Era un establecimiento de gran prestigio y en todas las exposiciones sus productos eran muy bien reconocidos, como fue en la Exposición del Centenario de 1910 en Buenos Aires, en el de Panamá en 1915, en Córdoba en el mismo año, Montevideo en 1919 y en Milán en 1918, donde fue premiado con Gran Premio y Medalla de Oro”.
En el siglo XVI, Valerius Cordos (médico y botánico alemán) estudió la esencias del anís. Se obtiene destilando anís en una corriente de vapor. El método de obtención se mejoró significativamente a principios del siglo pasado y su composición se estudió de manera especial.
Después de estos pioneros, otros también se animaron a elaborar anisado. Guillén Hnos., elaboró un “Anisado sanjuanino tipo español”; Trad SRL, con bodega en Trinidad, elaboró “El insuperable anís sanjuanino” de 48,6 grados de alcohol. Más cercano en el tiempo, Rugido elaboró un Anisado Dulce, muy apreciado entre los consumidores.
(Fuente: Destino San Juan)