Durante los fines de semana largos, cada una de las bodegas ubicadas en Calingasta prepara propuestas imperdibles para quienes quieran disfrutar de las bondades del vino de primera mano. En las redes sociales de estos espacios se difunde la información, apuntando todas las actividades al próximo feriado, el Día del Trabajador del 1 de mayo. Un tip clave es comunicarse telefónicamente con las bodegas antes de ir, para saber qué horarios manejan.
Como primera recomendación, sugerimos tomarse el tiempo adecuado para visitarlas y disfrutarlas como se merecen, ya que hay mucha más oferta que las seis bodegas recorridas.
Sorocayo
Ingresando al Valle de Calingasta por la Ruta Nacional 149, TDSJ encontró su primera parada en la Finca Basín, en la que se encuentra la bodega Sorocayo, la cual debe su nombre a los habitantes de los pueblos originarios del lugar. Asimismo, y como su nombre indica, está ubicada en Sorocayense, entre Tamberías y Barreal.
Entre las particularidades que distinguen a esta bodega hay que mencionar el tierno guiño a Guillermo Miranda ‘El Pildorín’ que figura en una de sus etiquetas, quien fue un reconocido vecino de la zona que es recordado por su don de gente.
El paisaje montañoso y la abundante naturaleza brindan una segunda característica a estos vinos, y es que son orgánicos. Gran parte del proceso de producción es de cepas que se cultivan en la finca cuyos parrales adornan la casa principal, sin intervención de fertilizantes, pesticidas u otros químicos. Se procura en cada etapa de elaboración del vino cuidar las bondades del mismo y aprovechar los desperdicios naturales para lograr una mejor composición del suelo.
Además, la finca cuenta con hospedaje para quienes desean potenciar la experiencia. El lugar tiene espacio para 8 a 10 personas, siendo un plan más que ideal para grupos de amigos o familias que deseen conocer de primera mano los vinos de montaña.
Dentro de esta interesante bodega, que es propiedad de Silvina Montalvo, se pueden degustar los siguientes varietales: Malbec, Pinot y Cabernet.
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Entre Tapias
Continuando viaje por la Ruta Nacional 149 hacia el sur, ingresando a Barreal, nos topamos con una nueva bodega: Entre Tapias, que guarda en su interior interesantes tesoros que la hacen especial y única en este recorrido.
Ubicada precisamente entre tapiales, algunos de ellos cuya existencia data de mucho antes de convertir la finca en hogar de parrales, se encuentra la primera bodega boutique de Calingasta, combinando un maridaje perfecto entre vinos de autor con un paisaje envidiable. Ser pioneros en la cultura vinícola les otorga renombre y reconocimiento.
Pero no solo es la primera en su estilo, sino que además cuenta con el primer vino calingastino en tener certificado del origen, destacando la Identificación Geográfica de Barreal, siendo este territorio de características únicas el ingrediente indispensable para brindar el toque especial a cada bebida.
Otra particularidad de esta bodega es que refleja en su máxima expresión la importancia del trabajo en familia. Por un lado, se encuentran los herederos de Vidal Ossa, quien fue pionero en retomar esta actividad en los valles cordilleranos en 2007, cuando junto a Rafael Astudillo colocaron las primeras parras y le dieron vida a la finca. Hoy es María Luz Ossa quien está a cargo de la bodega de su padre. Ella es la encargada de la parte empresarial, la administración y todo lo que tiene que ver con poner el vino en el circuito comercial. Rafael, un fiel aliado de la familia Ossa desde hace décadas, es quien oficia de enólogo, guía, sommelier, finquero y todo lo que se requiera en la bodega, trabajando codo a codo con sus dos hijos.
Dentro de esta interesante bodega se pueden degustar, entre otros, los siguientes varietales: Pinot Gris, Sauvignon Blanc, Malbec y Cabernet Sauvignon, destacando sus propuestas distinguidas como ‘Reserva’.
La Baguala
Solo algunos metros hay que recorrer por la misma Ruta Nacional 149 al sur para encontrarse con la bodega La Baguala, el hogar de un interesante popurrí de vinos dispuestos a cautivar cualquier paladar, hasta los más exigentes.
La enorme finca donde habita la bodega cubre una gran extensión de hectáreas, las cuales llegan hasta el pie de la montaña. Es precisamente la inclinación de los parrales en altura los que le proporcionan características indiscutibles a cada grano de uva que se utiliza para la producción de esta bebida que se trata de manera netamente artesanal. Utilizando viejas prácticas relacionadas a la vinicultura se logran obtener ejemplares que no necesitan pasar por filtrados, encerrando su potencial en cada botella, listo para ser degustado.
Cada metro cuadrado de la finca es utilizado, sea para la producción de vino o para aportar al mismo. Un centenar de ovejas se encarga de la fertilización y la poda de las parras luego de la vendimia y se utilizan materiales reciclables, siendo un emprendimiento 100% sustentable, amigable con el medio ambiente.
La Baguala no existiría de no haber sido por el apoyo familiar y la herencia que recibió Leandro Ruiz, quien desde el primer instante supo sacarle provecho a la tierra e ir creciendo en la producción y el registro de sus vinos, que tienen un sabor auténtico y cautivante.
Un plus que le agrega esta industria familiar es que, además de deliciosos vinos, sumaron una marca de ropa para el trabajo en el campo. Rebeca Varas, pareja de Leo, es una de las ideólogas detrás de esta iniciativa que busca reciclar y darle un nuevo estilo a la indumentaria de los trabajadores, que muchas veces pasan del campo al negocio sin escala.
Dentro de esta interesante bodega se pueden degustar, entre otros, los siguientes varietales: Criolla, Torrontés, Malbec, Cabernet y Sauvignon Blanc.
La Fortuna
Continuamos viaje por la misma ruta que nos abre la mirada a las maravillas de Barreal cuando sale al cruce la bodega La Fortuna, el emprendimiento que nació de la mano de la enóloga Mariana Roldán. De niña se enamoró de los encantos del pueblo calingastino y años después fue el lugar que eligió para hacer pie y crecer en lo que más le gusta: elaborar vinos.
Hoy, con una línea ya posicionada en el mercado, es una de las pocas mujeres que cuenta con un producto dentro de la industria vinícola en la provincia, demostrando en cada degustación la pasión que tiene no solo por sus producciones, sino por la vinificación en general.
Tal es así que, además de contar con su bodega, sumó una tienda de vinos en el mismo lugar, para que tanto lugareños como turistas que pasen por la ruta puedan hacer una parada estratégica y tomar contacto con las bondades de San Juan en cada una de las botellas que allí se encuentran. Vinos de montaña del valle calingastino son seguidos por "caldos" con uvas de Pedernal, Zonda y de la provincia en general. Esta tienda es sin duda un refugio de los mejores sabores que ofrece San Juan si de vino se trata.
Vinos naturales de uvas calingastinas y proceso artesanal son las principales características de esta bodega que elige para sus líneas nombres con gran valor histórico y emocional en la zona. Así, por ejemplo, encontramos dentro de la gama de los tintos "El Cruce", que hace referencia al cruce de Los Andes encabezado por San Martín y donde Calingasta tuvo un rol más que fundamental. En el caso de los blancos y rosados, "Zinnias" es el nombre elegido. Se trata de una especie de flor que no solo decora parte de la bodega brindando tonos coloridos en un bello jardín, sino que además simbolizan resistencia, amistad y afecto duradero, básicamente el sentimiento que Mariana tiene por sus vinos y el que desea compartir con todo el mundo.
Dentro de esta interesante bodega se pueden degustar, entre otros, los siguientes varietales: Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Torrontés y Canari.
Los Dragones
Tomando Av. Presidente Roca, una de las calles principales de Barreal, pasando el triángulo de la Plazoleta, se debe circular hasta calle Huarpes. Ahí doblar a la derecha para, a los metros, encontrarse con la majestuosidad de Los Dragones, la bodega que se encarga de encantar paladares gracias a sus vinos como a las delicias que ofrece su restaurante.
Una de las principales características a destacar de este espacio encantador es que cuenta con una cocina que aprovecha las bondades de la tierra y sus productos locales para unas creaciones dignas de ser repetidas una y otra vez. Frente a la cordial atención de la francesa -reargentinizada- Alyssa Montagnac, quesos de cabra, panificación con masa madre, legumbres y verduras de huertos locales, con el inconfundible toque del aceite de oliva, se funden en una danza de sabores que maridan a la perfección con los vinos elaborados en el corazón de la bodega.
La elaboración de cada uno de los varietales requieren la menor intervención posible de la mano humana, llevando a que la fermentación de cada grano de uva sea por medio de un proceso natural, extrayendo hasta la última gota de jugo sin necesidad de agregados o filtrados. Un proceso que combina las bondades de lo artesanal con las ventajas de las nuevas tecnologías para optimizar los tiempos, logrando un producto de alta calidad. Todo bajo la supervisión y los conocimientos del sommelier brasileño Alessandro Ribeiro (recontra barrealino por elección, por cierto).
Sin duda una de las mejores cualidades de esta bodega es que cuenta con la mejor Garnacha del país, según la Guía Descorchados. Se trata de un vino que se caracteriza por su frescura, intensidad y delicadeza, la que se percibe de primera mano simplemente con el aroma que desprende la bebida una vez que desliza por la copa.
Dentro de esta interesante bodega se pueden degustar, entre otros, los siguientes varietales: Malbec, Criolla chica, Bonarda, Syrah, Torrontés y Moscatel Blanco .
Cara Sur
Llegamos a la última bodega de este recorrido especial de TDSJ. Retomando por Av. Presidente Roca, unos metros más al sur de la calle Huarpes, se halla la entrada de Cara Sur y la enorme bodega que en su antesala cuenta con un desfile de viñedos que ofrecen una panorámica única.
Este templo vitivinícola, similar al resto, tiene un sinfín de particularidades que hacen que cada vino sea especial. Sin duda uno de ellos es la puesta en valor de los valles calingastinos y la riqueza de su tierra, la misma que permite obtener una uva de calidad indiscutible. Precisamente la producción de Cara Sur se obtiene de Hilario, zona con viñedos históricos, los que de cierta manera alimentan a gran parte de las bodegas que se encuentran en el departamento.
Todas y cada una de las líneas del emprendimiento de los hermanos Bugallo se manejan con uva criolla, logrando obtener el máximo potencial de esta variedad. La uva tipo criolla fue muy menospreciada durante mucho tiempo dentro del universo vinícola, ya que se la consideraba para las producciones a granel. Hoy cobra un papel fundamental en la producción, siendo una de las estrellas que se suma para jugar en las grandes ligas de vinos de calidad, posicionando de esta manera a los vinos de Cara Sur.
La familia Bugallo busca poner sobre el tapete dos pasiones: el andinismo y el vino. Es por ello en fechas especiales organizan jornadas de vino y montaña, para que las personas tomen contacto de la riqueza del paisaje natural, sus bondades, las particularidades que lo hacen especial en el plantea, y qué mejor que con una copa de buen vino en mano para mayor disfrute.
Dentro de esta interesante bodega se pueden degustar, entre otros, los siguientes varietales: Bonarda, Syrah, Malbec, Moscatel y Torrontés.
Tiempo recorre la Ruta del Vino de Montaña
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