Miriam pasó por varias universidades, formándose y capacitándose para lograr lo que define como un orgullo, y es ser la primera licenciada matriculada en podología en San Juan. Su matrícula es 01, convirtiéndola en la primera profesional en la materia en la provincia que cuenta con todos los avales para llevar a cabo su profesión, de la cual poco se sabe y que puede mejorar significativamente la vida de algunas personas.
Su elección de profesión estuvo marcada por ser un campo que ofrecía salida laboral, pero también le demandó mucho tiempo de estudio, de viajes, de visitar distintas unidades académicas de todo el país para lograr matricularse. “Cuando terminé la secundaria entré en la facultad en la Universidad Nacional de Córdoba, luego me casé e hice un parate de entre cinco a siete años”, comenta.
Y continúa: “Cuando volví a estudiar fui a la UCES en Buenos Aires para graduarme en Heridas y Pie Diabético. Con la tecnicatura en Podología de Córdoba, y los estudios en Buenos Aires me recibieron en la Universidad Agustín Maza, en Mendoza, para graduarme en la licenciatura en Podología, en investigación, luego en la Universidad Nacional del Litoral”.
En el medio de ese largo recorrido, Miriam realizó varios cursos complementarios, diplomaturas y un sinfín de capacitación sobre su campo. “Para algunos es un cartón que te dan, pero resume un montón de años de estudios, de Navidades que no se está presente porque estaba estudiando, o cumpleaños que no se festejaron porque estaba viajando”, asegura la profesional.
Lograr conseguir una matrícula provincial fue complejo y un trámite que demandó varios meses. Con este logro, Miriam espera que más jóvenes se interesen en la profesión, la vean como tal, y que incluso haya un mayor conocimiento sobre las practicas que aborda la podología, ya que, según explica la licenciada, muchas veces se confunde la podología con la pedicura. Este último consiste en un tratamiento estético dirigido por alguien que maneja del tema; mientras que la profesión que desarrolla Miriam consiste en determinar la existencia o no de lesiones en el pie, algo que por ejemplo para los pacientes con diabetes puede significar un antes y un después en sus vidas, e incluso evitar llegar a casos extremos, como la amputación de los algunos de los miembros por un mal tratamiento o desconocimiento sobre los cuidados.
“Me satisface mucho el poder salvar miembros inferiores de toda la gente que es diabética. La gente como desconoce del tema muchas veces se termina causando las lesiones. Espero que las nuevas generaciones se interesen por esta profesión y que seamos más los que compartimos la información para concientizar y educar a la gente, ya que hay personas que no tienen ni idea sobre qué es la podología”, asegura.
En la actualidad, Miriam disfruta con orgullo de su matrícula, la misma que la avala para seguir abordando la profesión que eligió y que cada día elije para seguir desarrollando. “Es una profesión que me satisface. La podología me llena de vida”; finaliza.