Carnaval y febrero sin duda son sinónimo de chaya, pero con el paso del tiempo la tradición de mojarse dejó de verse presente. Pese a ello, una cuadra de la Villa Hipódromo este domingo tomó un color especial y para hacerle frente al calor de la jornada, la chaya se hizo sentir de la mano de la familia Valderramo.
Todo fue iniciativa de María, quien tiene un almacén en la popular zona de Rawson. Sus padres se conocieron entre chayas y carnaval hace más de 50 años. En la cuadra donde vive la familia Valderramo en la década del 60 se chayaba de lo lindo.
Carlos tenía 16 años y Alicia 14, y una vez casados y con hijos, recordaban en las reuniones familiares aquella tradición que regalaba anécdotas y risas con mucha agua de por medio. “Tenemos 53 años de casados y sigue esta tradición”, comentó Carlos a Tiempo de San Juan.
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Fue María Valderramo quien este año decidió abrir la invitación a toda la cuadra. Así, el festejo que quedaba entre cuatro paredes se extendió a toda una cuadra. Niños, adolescentes y adultos formaron parte de la chaya con baldes en mano, rememorando aquellas épocas de adolescencia de sus padres.
La siesta estuvo vedada en la Villa Hipódromo, cualquier persona que era encontrada caminando, así fuera yendo a comprar, terminaba mojada. “Esto empezó con la familia y se comenzó a juntar toda la gente. La verdad, fue muy emocionante”, aseguró Carlos.