Las imágenes del horror y la angustia que invaden a Bahía Blanca tras el inédito temporal de lluvia que dejó destruida la ciudad y por el que ya se informó la muerte de 15 personas, siguen causando conmoción en el país. Desde allí, Ángeles Brizuela, una sanjuanina que vive en la zona más afectada junto a su esposo y sus tres hijos pequeños, ofreció a Tiempo de San Juan su crudo testimonio. “Cuando sacamos a mis hijos de la casa, el agua nos llegaba a la rodilla”, relató, antes de agradecer en vos alta que todos están a salvo.
“Nosotros somos de Chimbas. Pero junto a mi marido, Nicolás Yañez, decidimos mudarnos acá hace un año y medio porque allá no teníamos trabajo. Llegamos con nuestros tres hijos, Brandon de 10 años, Bastian de 8 y Yeshua de 4 años, quien tiene una cardiopatía. Pudimos comprar un terreno y levantar una casita. Ahora, todo quedó mojado. En la zona en la que estamos el agua ha llegado a superar los 2,70 metros y hay muchas casas que se han inundado, muchas familias que se quedaron sin nada, que han pasado la noche arriba de los autos y que están viendo cómo ir solucionando los problemas de a poco, secando ropa, levantando muebles”, comenzó contando Ángeles, cuyo marido trabaja en el Mercado de Abasto de la ciudad.
Su situación no es distinta a la del resto. Su casa se inundó por completo y perdió desde los electrodomésticos hasta los colchones. “No tenemos ni ropa seca”, cuenta. Sin embargo, algo jugó a su favor: la aparición de su vecino, un hombre que vive en un terreno más alto que el resto de los de la zona y llegó a salvarlos.
“Yo me desperté tres de la mañana del viernes, con la explosión de los truenos. Se sentía como si se hubiera pinchado una manguera afuera por la cantidad de agua que caía. En ese momento empezamos a ver pequeñas filtraciones en la casa. Pero, de un momento a otro, empezó a caer mucha agua de repente y a meterse por todos lados. Abrías la puerta y no se veía para adelante la cantidad de agua que caía, lo único que veía eran los rayos que explotaban en el cielo”, relata la sanjuanina sobre la fatídica madrugada.
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La casa de Ángeles y su esposo Nicolás, en Bahía Blanca.
Y agrega: “Decidimos salir con nuestros hijos a las 6, cuando nos fue a auxiliar nuestro vecino, porque llamábamos a Defensa Civil y ya estaba colapsado, ya no podían seguir evacuando porque el agua que corría por la calle era muchísima. Al momento de salir de nuestra casa, el agua nos daba a las rodillas. Así que, metimos los papeles importantes a una bolsa, agarramos un poco de abrigo y mi vecino alzó uno de mis hijos, mi esposo alzó otro y yo al ser más chiquito. Así salimos. Por suerte, este hombre nos salvó y ahora sólo nos queda lamentar las pérdidas materiales”.
Ya con su familia y salvo y cuando el agua comenzó a bajar, Ángeles se animó a volver a su casa. “Volví después y está todo mojado. Sacamos algunas cosas para que empezaran a secarse, pero no sé cómo van a quedar las cosas. Acabamos de venir a una iglesia que nos han llamado para darnos ropa para los chicos, porque no tenemos nada”, asegura la mujer, mientras vuelve a agradecer que, dentro de todo, sus hijos están bien.
“En medio de todo esto, y viendo a mis vecinos, se me ocurrió pedir ayuda. Hay muchas donaciones que están en camino, pero como las rutas están colapsadas y, en muchos casos, destruidas, es muy difícil que lleguen. Entonces, se me ocurrió pedir ayuda de dinero e ir a comprar a un negocio grande que ha podido reabrir para repartirlo entre la gente que lo necesite. Tengo muchos vecinos que viven en ranchos con techos de chapa y ellos necesitan de todo, incluyendo comida”, comentó Ángeles para finalizar y mostró el mensaje con sus datos que difundió con ese fin a través de sus redes.
