Jésica Alcaide y Carlos Oliver estuvieron dos años en pareja antes de casarse en 2020. Entre sus planes estaba tener hijos, pero con el paso del tiempo Jésica comenzó a notar que su naturaleza biológica no permitía que se embarazara. Así comenzó un proceso de cuatro años y ocho tratamientos de fertilidad con un único fin: ser madre. El deseo de ella y su pareja fueron tan grande que rompieron con las barreras naturales y los impedimentos que existían y finalmente, tras tanto anhelarlo, Jésica dio a luz a su primera hija.
En diálogo con Tiempo de San Juan a días de haber dado a luz, Jésica comparte su historia y el detrás de escena de un embarazo cuidado y esperado. En febrero del 2024 se realizó la primera transferencia del octavo tratamiento. Sus conocimientos y los cuatro años de lucha la llevaron a abrir la cuenta de Instagram “Hablemos de Fertilidad”, donde no solo compartía sus experiencias en primera persona, sino que además mantenía comunicación con profesionales de fertilidad y derribaba mitos y tabúes sobre el tema.
“La primera transferencia fue en febrero y me dio negativo. En mayo hicimos la segunda transferencia. Estaba como medio agotada, pero había tenido muchos embriones y eso me daba tranquilidad. Si no era, sabía que iba a poder a volver a intentarlo”, comentó Jésica.
Y continúa: “Siempre dije que iba a ser mi último tratamiento, porque estaba muy cansada. En cuatro años nunca paré, siempre fueron tratamientos. Igual siempre decía que era el último, pero porque estaba convencida que tenía que ser”.
Pese al deseo, cada tratamiento fallido representaba un golpe no solo desde lo físico, sino también psicológico. Jésica recuerda que la frustración era compartida con su pareja que estuvo cada momento a su lado, entendiendo y compartiendo el deseo de ser padres, pero había que ser un poco realistas como lo que estaban atravesando, y no dejaba de rondar la pregunta en la cabeza de ambos: ¿Qué hacer si no se logra? Es obvio que hay opciones como adoptar, por ejemplo, pero el deseo de Jésica era poder ser madre desde la gestación, sentir el embarazo, el proceso.
Mayo del 2023 fue un momento bisagra para Jésica y su pareja. “Era un viernes a la noche, mi doctora me preguntaba cómo estaba y hacía mucho me había comprado un test de embarazo. Tenía mucha ansiedad y me lo hice. Salí del baño y cuando volví y vi el test que tenía las dos rayas, fue un antes y un después en mi vida. No lo podía creer. Me senté en el piso a llorar y no lo podía creer. Lo espere tanto tiempo y el pronóstico era malo. Tengo 45 años y era ir mucho contra la corriente. Me acuerdo que sentí un alivio, era como sacarme un peso de la espalda. Lo primero que hice fue llamar a mi médica, antes de llamar a mi marido. Ella desde que me atendió se dio cuenta y el marido de ella estaba también pendiente del resultado”, recuerda la sanjuanina.
De ahí en adelante hubo un seguimiento constante, con mucho cuidado para evitar cualquier inconveniente donde la mentalidad positiva fue fundamental. La cantidad de información con la que contaba Jésica sobre fertilidad le ayudaron a tomar los recaudos necesarios para tener un embarazo tranquilo, sin asumir riesgos innecesarios.
La médica de fertilidad fue fundamental en todo el proceso. Al ser también obstetra, acompañó a Jésica en cada momento donde la meta era el 28 de enero de este año. “Como iba a cesárea pusimos fecha para el 13 de enero. A fin de año mi médica se va de vacaciones y me internaron el 25 de diciembre porque tenía poco liquido en la placenta. Al final decidimos esperar lo que aguantara la gorda, con controles cada 48 horas, porque tenía supuestamente 35 semanas. Mi médica se va de vacaciones, me deja con una médica a cargo, lo veía a mi ginecólogo quien también es obstetra, hablé con él y decidimos que hiciera la cesárea programada para el 2 de enero”.
Así el 2025 arrancó de una manera especial. Una combinación de sensaciones se hizo presente desde el primer instante. Miedo, ansiedad, alegría, emoción, preocupación, amor. “Ese momento fue más de lo que me imaginé”, reflexiona Jésica.
Emilia Victoria es sin duda una de las nenas más deseadas y esperadas. Con su nacimiento dejó en el olvido aquellos días de llanto y dolor, de preguntarse por qué costaba tanto, de enojarse con cada resultado negativo y el sabor a frustración que se disolvía con la esperanza de un tratamiento nuevo.
Jésica reconoce que por el momento se tomará un tiempo de las redes, pero seguirá con “Hablemos de fertilidad”. Al respecto aseguró que no será un perfil de maternidad. Su objetivo es continuar derribando mitos y llegar con información sobre fertilidad a todas aquellas mujeres que desean ser madres y por situaciones biológicas no pueden, o que quieren gestar, pero no a una edad determinad. En fin, todo aquello que tiene que ver con la fertilidad femenina.
“Es importante escucharse. Si necesitan tomarse un tiempo, hacerlo, es sano. Tratar de estar tranquila, cada una tiene sus herramientas. Lo importante es saber escucharse porque creo que hay una voz interna que a veces nos dice que es necesario parar, tomarse un tiempo y luego arrancar con más fuerza porque esto consume mucho físicamente y psicológicamente”, reflexiona Jésica.