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Historias

Bichi, la oveja jardinera que se cree perro y tiene al barrio bajo control

Cumplió 7 años con la familia Zaragoza y va sumando anécdotas día tras día. Domesticada al extremo, sus canas no le impiden jugar y divertirse.

Por Cecilia Corradetti

Antes de que Bichi llegara al hogar de los Zaragoza, en Colonia Rodas, Rawson, las viñas hacían lo que querían. Sus ramas invadían un callejón entre dos fincas familiares, y cada año, cuando llegaba la cosecha, el papá de Cecilia Zaragoza tenía que enfrentarse a esa jungla para que pasaran los camiones.

Pero desde que apareció Bichi, la oveja jardinera, el callejón nunca más volvió a ser un problema.

“Ella se encarga de mantenerlo limpio todo el año”, cuenta Cecilia a Tiempo de San Juan. “Mi papá ahora se ahorra esa tarea cuando llega la cosecha. Además, hace desbrote y limpia los parrales en el fondo”.

Pero claro, hay una regla de oro en este ecosistema organizado por Bichi: ¡nada de uvas!

oveja podando cepas.jpg

“A las ovejas les hace mal lo dulce, así que tenemos que cuidarnos de que no se las coma. También hay una higuera y tenemos que vigilar que no se dé un festín con los higos”, relata Cecilia, que ya conoce cada maña de su peculiar mascota.

Bichi llegó a la familia en 2018 y desde entonces se convirtió en una ayudante de lujo. “También poda el pasto”, dice Cecilia entre risas. Aunque los años pasaron y Bichi se puso canosa, sigue siendo la misma de siempre: persigue a los perros, busca travesuras y se adapta a cada nuevo integrante de la manada.

Una historia de amor ovina

Bichi no siempre tuvo un futuro asegurado como reina del callejón. De hecho, su destino era bastante menos prometedor.

En la Escuela Agrotécnica Los Pioneros, donde trabaja Cecilia, crían animales para la venta, especialmente en las fiestas de fin de año. Y en 2018, cuando le tocaba el turno a Bichi, ya había conquistado a todo el establecimiento: era la más mimada por alumnos y docentes.

Entonces surgió un plan maestro: se decidió venderla… pero solo como mascota.

Oveja2.jpg

Cecilia ya le había echado el ojo. La visitaba, le hablaba y notaba que Bichi se iba domesticando. Así que el 31 de octubre de 2018 la llevó a su casa.

El problema es que Bichi llegó con mañas incluidas.

“Apenas entró, nos comió todas las rosas y las plantas que habíamos sembrado con tanto amor. Por eso nuestro jardín ahora es aéreo: todo enredaderas, macetas altas y paredones verdes”, cuenta Cecilia.

Eso sí, aunque podó el jardín hasta los cimientos, se ganó un pase VIP para quedarse en la familia. Y ahí empezó una vida de excesos culinarios.

“Nos ahorramos cortar el pasto, pero entre eso y el alimento especial que le compramos, se puso obesa. Así que ahora tiene que hacer ejercicio”, explica Cecilia.

¿Y cómo se ejercita una oveja con sobrepeso? ¡Con entrenamientos a todo ritmo junto a los perros de la casa! Bichi corre en el fondo del terreno, aunque en el trayecto va picoteando todo lo que encuentra. Porque sí, Bichi es glotona.

oveja vieja.jpg

Si los chicos tienen una galleta en la mano, no hay negociación posible: Bichi entra en modo asalto comando. Y en la noche, cuando todo parece tranquilo, ella anda patrullando la casa. “Siempre atenta, sale hasta la puerta y luego regresa”, cuenta Cecilia.

Y como si le faltara algo para completar su currículum de oveja rebelde, aprendió a abrir puertas.

“Golpea la puerta cuando quiere entrar. Y también aprendió a bajar el picaporte. Sabe que la vamos a retar, pero le da igual”, admite Cecilia resignada.

Así es Bichi: la oveja jardinera, guardiana, corredora, glotona y escapista. Y aunque tenga su lado travieso, en la familia Zaragoza saben que la vida sin ella no sería la misma.

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