Solo falta el sí final del Vaticano para que el Arzobispado venda el terreno ubicado en avenida Ignacio de la Roza y Entre Ríos, una propiedad de más de 3.000 metros cuadrados en el corazón del centro sanjuanino. Si bien se guarda bajo siete llaves el nombre del grupo inversor que compraría el terreno, trascendió que la operación millonaria implicaría un desembolso de poco menos de 4 millones de dólares. La pregunta que subyace a la venta es por qué el Arzobispado decidió vender la propiedad más importante que tiene a su nombre, que actualmente le reporta dinero mensualmente en concepto de alquiler. La trama detrás de la decisión, por primera vez relatada en detalle.
La Iglesia Católica de San Juan tiene cuatro fuentes principales de financiamiento –una de ellas, creada recientemente-. Por un lado, los subsidios nacionales establecidos en la Constitución Nacional (que son cada vez menos después de una decisión del Vaticano, tomada por el Papa Francisco en el 2018). A esto se le suman los aportes de los fieles y los que hacen los colegios confesionales –determinación reciente del Arzobispado-. Por último, están los alquileres de los bienes que controla la Iglesia, entre ellos departamentos en el edificio que supo construir el Banco San Juan, la dependencia al lado de la Catedral en la que hay una santería y del terreno de avenida Ignacio de la Roza en el que funciona un estacionamiento en la esquina Entre Ríos y un kiosco-confitería en calle Mitre.
Los números de la Iglesia Católica no son públicos pero Tiempo de San Juan pudo acceder a información gracias a fuentes allegadas a las finanzas. Tras la salida de Monseñor Ítalo Severino Di Stefano en mayo del 2000, el Arzobispado tenía un plazo fijo en la sede del banco Santander Río en Nueva York de 685.000 dólares y 1.300.000 dólares en efectivo en la misma sede eclesial. Lo que pasó con los fondos en efectivo, no se sabe en detalle, pero sí lo que sucedió con los fondos que estaban guardados en Estados Unidos tras un escándalo que llegó a la Justicia.
Di Stefano es recordado por su alto perfil, por su influencia nacional y su labor dentro de espacios de la política como conciliador. Fue el último Arzobispo constructor, conocido con ese apodo porque bajo su conducción se construyeron la mayor parte de los colegios confesionales de la provincia y hasta el seminario. Esta última obra, emblemática por su tamaño y porque permitió que los sacerdotes se recibieran en estas tierras, se edificó gracias a aportes de privados y ATN enviados por el gobierno de Carlos Menem a San Juan. Es más, hay quienes informaron a este medio que el ex gobernador José Luis Gioja, en su rol de diputado nacional, fue uno de los que impulsó el financiamiento conseguido en 1995 de un millón de dólares.
Además de los ATN de Menem, Di Stefano consiguió recursos de entidades financieras del extranjero, recursos que fueron destinados a la edificación de salas de catecismo, parroquias y colegios; pero hubo excedentes, que fueron atesorados en Nueva York como respaldo económico para el credo. Así fue como se construyó el plazo fijo de 685.000 dólares en el exterior y la abultada suma de dinero que quedó a disposición del Arzobispado en el 2000.
La estabilidad económica de la iglesia con más fieles de San Juan se vio afectada por una denuncia que llegó hasta a los portales informativos. En febrero de 2016 el entonces arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, formalizó una denuncia penal por irregularidades detectadas en la administración del Arzobispado con faltantes de dinero, contra dos empleados: el contador Juan Brozina y el tesorero Darío Tapia (fallecido).
Fue un verdadero escándalo que se profundizó cuando Brozina denunció al Arzobispado por el desvío de fondos para pagar cuestiones personales de los sacerdotes. En este cruce de graves denuncias, en lo Penal se generaron dos causas: una en la Justicia Federal y otra en la Justicia Provincial. En la causa iniciada en el Cuarto Juzgado de Instrucción, las imputaciones contra Monseñor Delgado fueron archivadas por inexistencia de delito. La causa por lavado de dinero en la Justicia Federal también fue archivada por no constituir delito los hechos denunciados por Brozina. En conclusión, mientras Delgado fue desvinculado de toda acusación. Brozina y Tapia solicitaron y les fue concedida la suspensión del juicio a prueba.
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Juan Brozina, el empleado infiel del Arzobispado de San Juan.
De los datos que más impactan del documento presentado en la Justicia en el 2016 son las transferencias bancarias que habría hecho Brozina a su cuenta. Entre el 2 de enero de 2015 y el 2 de noviembre de 2015, el ex contador de la Iglesia se transfirió desde la cuenta corriente bancaria del Arzobispado a su cuenta a sueldo los siguientes montos de dinero:
-Enero 2015: doce operaciones por un monto de 96.858 pesos.
-Febrero 2015: siete operaciones por un monto de 97.501 pesos.
-Marzo 2015: 10 transferencias a su cuenta por un total de 89.075 pesos.
-Abril 2015: cuatro transferencias por 56.000 pesos.
-Mayo 2015: cuatro transferencias por 39.000 pesos.
-Junio 2015: trece operaciones por 60.115 pesos.
-Julio 2015: nueve transferencias por 111.000 pesos.
-Agosto 2015: nueve operaciones por 78.006 pesos.
-Septiembre 2015: once operaciones por 75.214 pesos.
-Octubre 2015: diez operaciones por 87.151 pesos.
-Noviembre 2015: hizo una sola operación por 21.080 pesos.
A las presentaciones judiciales en sede penal, se le sumó una acción civil para que Brozina repare los daños y reintegre 10 millones de pesos, pero no hay información sobre si finalmente se efectivizó este reintegro.
De esos más de 600.000 dólares que Di Stéfano colocó en el exterior, se terminaron perdiendo también 223.151 dólares. En este caso, por caer en una estafa con bonos que involucró al famosísimo Bernie Madoff. La fallida operación implicó la compra de bonos, que cayeron en el megafraude global encabezado por Madoff, quien estuvo preso desde el 2008 hasta el 2021, cuando falleció.
Atraídos por el atractivo de altas rentabilidades y la espalda de Madoff, cientos de fondos especulativos mundiales pusieron sus inversiones en manos de la burbuja financiera que construyó este gurú de las finanzas. El Santander Internacional armó el Optimal Strategic US Equity, para suscribir los bonos que manejaba Madoff y Bernard L. Madoff Investements Securities LLC (BMIC) y el Arzobispado cayó y terminó perdiendo 223.151 dólares más según un informe elaborado por ellos mismos.
A ambas pérdidas, se le sumó otra por el pago de 200.000 dólares en concepto de honorarios al abogado Rodolfo Nale. El letrado fue quien llevó adelante un reclamo administrativo judicial que involucró al Arzobispado, a la Municipalidad de la Capital y al terreno que está próximo a ser vendido.
La Iglesia firmó un convenio con la Municipalidad de la Capital en la década del ’80, que involucró al lote de casi 4.000 metros cuadrados. En dicho acuerdo el Arzobispado se comprometía a construir la iglesia de la Merced –en el predio municipal donde ahora está emplazada la capilla- a cambio del uso de la mitad del terreno de Ignacio de la Roza para edificar allí un teatro. Los católicos cumplieron, pero la municipalidad no.
Con el objetivo de recuperar la titularidad completa del lote, Di Stefano comenzó a negociar con las autoridades municipales. Interpuso un reclamo administrativo en sede judicial y a su vez, le pidió al por entonces intendente Daniel Coll que por ordenanza iniciara la devolución. Coll no lo hizo, tampoco Alfredo Avelín Nollens ni Enrique Conti pero sí concretó el reintegro Marcelo Lima durante su primer mandato como intendente. A pesar de que el Arzobispado recuperó la titularidad del terreno, se le tuvo que pagar honorarios al abogado que llevó adelante los trámites administrativos.
No ha sido revelado el estado de las cuentas de la Iglesia Católica, pero en la reunión de diciembre pasado con sacerdotes -para conseguir su aprobación para la venta del terreno- no se habló de un balance superavitario, sino más bien todo lo contrario. Según informaron las fuentes consultadas, el ok del Vaticano llegará en breve y el lote no será más propiedad de la Iglesia a cambio de casi 4 millones de dólares.