Las primeras pericias e informes en torno al caso por la muerte de Tomás Quevedo hacen desvanecer las sospechas de un asesinato y refuerzan la teoría de una caída casual en moto. Esto echa luz a los interrogantes que surgieron después de que encontraran al joven de 25 años sin vida dentro de un canal, junto a las parrillas de la usina de la Electrometalúrgica Andina en Chimbas.
El cuerpo de Tomás Gabriel Quevedo desapareció el domingo último. La versión es que el muchacho trabajaba prestando servicio de Uber a bordo de su moto y que no lo vieron más después de realizar un viaje. El lunes por la tarde encontraron su cuerpo flotando contra las compuertas de la usina de la fábrica de carburos, en el Parque Industrial de Chimbas.
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Este era Tomás Quevedo, el joven fallecido.
Se creyó que podía tratarse de un suicida, pero al confirmar su identidad y tomar testimonio a sus familiares, el personal de la UFI Delitos Especiales determinó que la víctima andaba trabajando en su moto. Lo llamativo fue que el rodado no aparecía. Eso despertó la sospecha de un robo y asesinato contra el joven. Sin embargo, el informe forense arrojó como resultado que el cadáver del muchacho presentaba signos de ahogamiento y no de una agresión física o el ataque de otra persona. Además, la víctima tenía puesto el casco al momento del hallazgo, comentaron fuentes del caso.
Los investigadores judiciales y la Policía siguieron trabajando hasta que el martes último encontraron la moto en el interior del mismo cauce. El rodado estaba entero y no presentaba daños compatibles con los ocasionados por un siniestro vial o el impacto de otro vehículo. Por otro lado, los peritos detectaron huellas de las ruedas de la moto en una calle que bordea y atraviesa el canal, dentro del mismo Parque Industrial de Chimbas, que refuerzan la hipótesis de que Quevedo perdió la dirección y cayó solo al cauce de forma accidental.