La Justicia investiga una megaestafa de casi 200 millones de pesos en perjuicio de la conocida firma sanjuanina Un Rincón de Nápoli. La maniobra fraudulenta tiene como implicados a cuatro empleados del mismo negocio y a trabajadores de tres abastecedoras que, supuestamente, hacían desaparecer medias reses cada vez que trasladaban carne vacuna al supermercado.
La causa todavía no se formalizó en la Justicia, pero el escándalo estalló en diciembre pasado y los involucrados hasta ya designaron abogados defensores porque saben que están en serios problemas. Los fiscales Guillermo Heredia y Eduardo Gallastegui junto con el ayudante fiscal Federico Pereyra, de la UFI Delitos Informáticos y Estafas, dirigieron once allanamientos en domicilios particulares y las tres distribuidoras de carne durante el fin de semana y secuestraron documentación de suma importancia para la causa penal, revelaron fuentes judiciales. Los procedimientos fueron ordenados por el juez de garantías Sergio López Marti, aunque no hubo detenciones.
La denuncia la realizaron los directivos de Un Rincón de Nápoli en diciembre pasado y surge a partir de una investigación interna que permitió detectar una diferencia entre las cantidades de medias de reses que supuestamente descargaban los abastecedores de carne y las que realmente había dentro de las cámaras frigoríficas, según las versiones. Al parecer, los directivos venían notando el faltante de carne, pero no lo podían confirmar.
Se sospecha que existía una complicidad entre cuatro empleados de la carnicería de Un Rincón de Nápoli y los repartidores de tres abastecedoras que llevaban la carne al supermercado. Estos últimos pertenecen a las firmas Carnes Parra, Carnes Aguilera y San Agustín, según fuentes judiciales, aunque aclararon que los involucrados son los trabajadores y no esas empresas.
La operación era sencilla. Los repartidores de esas abasteras llevaban los pedidos y los empleados del Nápoli que los recibían dejaban constancia del ingreso total de la carne, pero en realidad entraba una cantidad menor de medias de reses de lo que figuraba, según relataron. Esa es la sospecha hasta ahora, también se cree que el producto vacuno que se “extraviaba” en el camino era vendido a otros negocios o carnicerías de barrios.
En principio, habría pruebas de esas maniobras fraudulentas desde noviembre pasado, pero los investigadores judiciales y la Policía revisan los registros de ingreso de carne y de venta en los meses anteriores. Un funcionario dijo primeramente que la estafa asciende a 60 millones de pesos, pero otro alto funcionario expresó que los directivos de la firma comercial hablaron de un perjuicio de entre 150 a 200 millones de pesos. Es que son miles de kilos de carne que desaparecieron.