Empezó la cuenta regresiva en el caso de la millonaria megaestafa en el conocido supermercado Un Rincón de Nápoli. La fiscalía ultima los detalles para formalizar la causa penal contra los doce implicados, entre ellos algunos empleados de la firma y los repartidores de tres abastecedoras de carne del Gran San Juan, revelaron fuentes judiciales. La audiencia en Tribunales sería esta semana y fuentes del caso señalaron, en principio, que el perjuicio económico alcanzaría los 200 millones de pesos, aunque aun revisan los registros de los kilos de carne que desaparecieron del negocio para hacer las estimaciones reales del fraude.
Otros funcionarios judiciales adelantaron que la defraudación ascendería a 100 millones. De lo que hay certeza es que serán doce las personas que deben comparecer en Tribunales para responder por el presunto delito de estafa, informaron. Los investigadores de la UFI Delitos Informáticos y Estafas, bajo las directivas del fiscal Eduardo Gallastegui y Guillermo Heredia, realizaron allanamientos hasta el jueves último, pero ninguno de los implicados fue detenido por el momento.
El caso tiene similitudes con la famosa causa de la firma de productos eléctricos Trielec, en donde empleados y supuestos clientes se confabularon para sacar materiales a escondidas por un valor de 247 millones de pesos. En Un Rincón de Nápoli, cuya sede céntrica se encuentra en calle Rivadavia, concretaron casi las mismas maniobras, pero con miles de kilos de carne que tenía como destino el supermercado y que no ingresaban a los depósitos.
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La megaestafa causó un perjuicio millonario a la firma Un Rincón de Nápoli.
Según fuentes del caso, en la maniobra ilícita supuestamente están implicados cuatro empleados del Nápoli que se encargaban de recibir las medias reses que llevaban las abastecedoras. En esa presunta trama también participaban -eso se sospecha- siete repartidores de las firmas Carnes Parra, Carnes Aguilera y San Agustín.
Esos repartidores retiraban de las abastecedoras la cantidad de reses pedidas por el Nápoli y la transportaban a dicho negocio, pero al llegar a los depósitos del supermercado bajaban una cantidad menor de lo acordado y aún así facturaban por el total, de acuerdo la hipótesis inicial. Esa diferencia entre la carne que figuraba en las boletas y la que realmente ingresaba a las cámaras frigoríficas, era lo que se “extraviaba” o desaparecía intencionalmente previo acuerdo entre los empleados del super y los repartidores.
La sospecha es que desvíaban esas medias reses para darle otros destinos y las vendían a escondidas a otros supermercados o negocios de barrios con el fin de quedarse con el dinero y repartírselo entre los participantes de la maniobra.
La presunta estafa fue detectada en noviembre pasado, pero la confirmaron en diciembre y recién ahí radicaron la denuncia en la UFI Delitos Informáticos y Estafas. Fuentes judiciales explicaron que los investigadores realizan un minucioso trabajo con los responsables del Nápoli para revisar la documentación y el registro del ingreso de las medias reses y de los kilos de carne que se vendieron. Esto último para comprobar desde cuándo se cometía la maniobra y de cuánto en dinero es el perjuicio económico. Se trataría de una estafa tipo hormiga que intentaban hacer pasar desapercibida, pero que en plata significaba cifras varias veces millonarias.
Los entretelones de la megaestafa empezaran a conocerse en los próximos días, cuando los doce implicados comparezcan ante el juez de garantías Sergio López Marti y la fiscalía exponga detalles sobre la supuesta maniobra ilícita, de las pruebas recolectadas hasta el momento y la imputación que le cabe cada uno de los doce involucrados.
Estas personas saben lo que se les viene. La Justicia allanó sus domicilios y les secuestró celulares, documentación y hasta un posnet. Cada uno también designó abogado defensor en la escándalosa causa.