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SUSCRIBITEEste 1 de diciembre se cumplieron doce años de la última vez que vieron con vida a Ariel Tapia, el pequeño que perdió la vida de una manera trágica, conmocionó a toda una provincia y cuyo caso nunca fue resuelto. En un nuevo aniversario de su fallecimiento, su madre lo recordó con dolor y con mucho cariño.
Ariel Tapia tenía 11 años y estaba a nada de cumplir años. La última vez que lo vieron con vida había pedido permiso para salir a jugar en horas de la tarde. Qué pasó con él sigue siendo aún un misterio sin resolver y desde su entorno familiar lo recordaron en una fecha más que dolorosa, la semana en la que fue encontrado sin vida en el interior de una heladera, la misma semana que cumplía 12 años.
Todo sucedió el sábado 1 de diciembre de 2012 en el interior de Villa Angelita, en Santa Lucía. Alejandra Silva, madre de Ariel, recuerda aquel día como su hubiera sido ayer. “Yo iba saliendo y él estaba jugando en el comedor de mi casa. Me tiraba besos, tengo esa imagen de él con el piquito estirado largándome besos. Yo tuve que salir y él salió a jugar entre las 8 y 8:30 horas. Le pidió permiso a mi hijo más grande para salir a jugar, y ahí ya no supimos más nada de él”, comentó Alejandra a diario La Provincia.
Según se reconstruyó, Ariel salió de casa y se perdió todo rastro. Fueron cinco días de búsqueda intensa hasta que lo hallaron en el interior de una heladera, en una escena que conmocionó a toda la provincia. La zona ya había sido rastrillada por la policía y la autopsia indicó que había fallecido el 2 de diciembre, un día después de su desaparición.
“Yo sigo teniendo la misma visión desde el primer momento, que se ocultaron muchas cosas, porque no puede ser que nadie haya visto en pleno verano, un día sábado donde hubo tanta gente. Hubo muchos eventos ahí alrededor, había un cumpleaños 15, había varios eventos en los cuales que alguien no haya visto algo, es imposible, creo”, agregó la mamá.
Es hasta el día de hoy que las dudas sobre qué pasó con Ariel siguen sin aclararse. Quién o quiénes fueron los responsables del crimen también es todo un misterio. Según detalló Alejandra, ella pudo ver la documentación del forense donde señalaba que tenía un golpe, o que podría haber sido atropellado. “En realidad él perdió el conocimiento y quien lo hizo se asustó y lo encerró en algún lugar. Ariel tuvo muerte por asfixia por confinamiento, por haber estado más de 8 horas encerrado en un lugar donde no había aire. Quien lo golpeó, lo atropelló, le hizo algo, pensó que lo había matado, entonces lo escondió”, señala.
Hoy 3 de diciembre Ariel hubiera cumplido 24 años, y pese a la cantidad de años que han pasado, su madre y familia lo siguen recordando. “Son 12 años sin él, es el mismo tiempo de la edad que él tenía. Como todos los años, es un día duro. Para nosotros en realidad Ariel nos hace falta todos los días, lo recordemos hoy en especial. La ausencia de él se siente todos los días, a lo largo de estos 12 años, y se va a seguir sintiendo, por lo menos hasta que me toque ir y estar con él de vuelta”, dijo Alejandra.
Era sábado 1 de diciembre de 2012 cuando lo vieron por última vez. En horas de la tarde pidió permiso Ariel Tapia para salir a jugar y no se lo vio más. Pasaron las horas y la familia realizó la denuncia por desaparición de persona, iniciando la búsqueda del menor.
Rastrillaje en la zona, intervención de efectivos de la Policía de San Juan como de Gendarmería formaron parte de la búsqueda. El triste desenlace se registró el 5 de diciembre, cuando el cuerpo sin vida de Ariel fue encontrado en el interior de una heladera que había ido descartada en un descampado, el mismo que ya habían rastrillado con resultado negativo en una primera instancia.
El cuerpo del niño apareció sin remera, con pantalón y con signos de haber sido golpeado.
La escena del crimen se contaminó rápidamente. El cierre perimetral resguardando el lugar se colocó luego de la llegada de varias personas que se acercaron enterados de lo que había pasado.
El juez Benito Ortiz estuvo a cargo de la causa y su primera acción fue detener al padrastro y al hermano de Ariel, que fueron las últimas personas que lo vieron con vida. Nadie había visto nada, nadie había escuchado nada raro y una fuerte hipótesis en torno al tráfico de drogas comenzó a circular, pero nada se pudo comprobar al respecto. Los detenidos fueron liberados.
La investigación de Ariel llegó a Salta, donde se realizaron estudios en la heladera que fue enviada especialmente por los peritos forenses de San Juan. Cuando llegaron los estudios, hubo total hermetismo. El mismo que se mantuvo por más de una década, quedando el crimen impune.
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