El mundo del espectáculo se ve conmocionado este martes por el fallecimiento del humorista Salvador “Toti” Ciliberto, a los 63 años. Quien confirmó la noticia en las redes sociales fue “Larry de Clay”, uno de sus históricos compañeros del ciclo VideoMatch.
Según trascendió una hemorragia interna seguida de un paro cardíaco fue la causa de la muerte del comediante. "Esta tristeza es enorme. No tengo consuelo. Volá Alto Hermano. Te vamos a extrañar toda la vida", expresó su colega y amigo "Larry De Clay", comunicar la noticia.
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Fue en 1992 cuando Marcelo Tinelli lo convocó para sumarse al elenco de VideoMatch. Llegó a la televisión después de haber ejercido como profesor de educación física, y de haber probado suerte en el Parakultural, cuna del teatro alternativo porteño. Pero fue con Tinelli donde encontró la masividad.
Interpretó decenas de personajes inolvidables. En 1997 llegó a conducir su propio ciclo, Adivina adivinador, donde aparecía caracterizado como un hilarante Riquelme. Luego llegaron participaciones en películas como Vivir intentando con Bandana, Brigada explosiva: misión pirata junto a Emilio Disi y Luciana Salazar, y Cuatro de copas con Federico Luppi.
Sin embargo, su vida se oscureció debido a la adicción a las drogas. “Estuve muy comprometido con una adicción fuerte y fue muy difícil”, confesó “Toti” en una entrevista con Gastón Pauls para el ciclo Seres Libres. La cocaína no llegó con la fama: ya estaba antes. Pero el vértigo del éxito, las giras, los personajes, la presión de los 40 puntos de rating la volvieron más frecuente, más necesaria, más letal. “Uno se engaña. Creés que te ayuda a estar más pila. Hasta que te das cuenta de que te está matando”, relató.
“Lloraba y consumía al mismo tiempo”, dijo. El punto de inflexión fue su familia. Sus hijos. El apoyo feroz de su exmujer. Y luego, una aparición inesperada: la fe. “Si no me sacaba el Señor, yo nunca hubiera salido de ahí”, admitió años después en el programa La Puerta Abierta, tras dejar las drogas, abandonar los excesos y comenzar a dar testimonio en encuentros religiosos.
En 2013, volvió a la pantalla en La peluquería de don Mateo, dirigido por Gerardo Sofovich, y luego encontró un nuevo sentido en el teatro comunitario. Se sumó al proyecto pedagógico de Pepe Soriano en Benavídez y en un espacio de Tigre ofrecía clases gratuitas de actuación. “Más que actuar, les enseñaba a estar bien consigo mismos”, contó uno de sus alumnos.
También encontró en la música otro canal. Con su banda “Toti y los Cilibertos”, recorría escenarios del interior con un show híbrido: rock, humor, testimonio.
Fuente: Infobae