El presidente Javier Milei confirmó este mediodía su participación en el funeral del papa Francisco, que se realizará el sábado en el Vaticano, y destacó la relevancia histórica del líder religioso. En declaraciones a Radio Rivadavia, el mandatario remarcó: “Es un evento extremadamente importante porque, le guste a quien le guste, ha sido el argentino más importante de la historia”.
Milei subrayó la trascendencia internacional de Jorge Bergoglio, a quien describió como “una persona de una envergadura enorme”, y valoró su rol como referente espiritual de 1.500 millones de personas alrededor del mundo. “Tuvimos el privilegio de que fuera argentino”, afirmó.
Respecto a su asistencia al funeral, el jefe de Estado consideró que es una obligación institucional. “Como presidente no puedo dejar de asistir a un evento de semejante magnitud. Espero estar a la altura y representar a todos los argentinos de fe católica que veían al Papa como un líder impresionante”, expresó.
Milei también hizo referencia al perfil de la delegación oficial que lo acompañará al Vaticano. Según explicó, será “la más austera y chica de la historia”, y estará integrada por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vocero presidencial, Manuel Adorni; el canciller Gerardo Werthein; y las ministras Patricia Bullrich (Seguridad) y Sandra Pettovello (Capital Humano).
El funeral del sumo pontífice se celebrará el sábado a las 10 (hora local) en el atrio de la Basílica de San Pedro. Allí, Milei compartirá espacio con otros líderes mundiales que también asistirán al evento, como Donald Trump (EE.UU.), Giorgia Meloni (Italia) y Lula da Silva (Brasil), aunque no están previstas reuniones bilaterales con ninguno de ellos.
Será la segunda visita de Milei al Vaticano como jefe de Estado. La primera ocurrió en febrero del año pasado, cuando mantuvo una audiencia con el Papa en un clima distendido, a pesar de las críticas que el mandatario había expresado años atrás, cuando aún no era candidato. En aquella ocasión, Bergoglio rompió el protocolo y saludó a Milei con efusividad, en un gesto que fue ampliamente registrado por las cámaras.