Es decir, para el investigador, en principio, López intentó asesinar a Lo’Presti aquella tarde del 19 de noviembre y no lo hizo porque apareció un vecino que, mientras filmaba, detuvo agresión. La acusada estaba acompañada por Mariano Girini (62), dueño de la farmacia Golf de esta ciudad balnearia, quien de momento no fue imputado por el fiscal.
López tendrá la oportunidad de declarar como imputada este sábado a la tarde. Calderón, titular de la Unidad Fiscal 4 de Pinamar, tomó la decisión de detenerla después de recibir la declaración testimonial de la víctima el último jueves y revisar las pruebas y certificados médicos. Lo’Presti presentó lesiones leves pero tiene estudios neurológicos en curso porque le habrían quedado secuelas psicológicas y traumáticas.
“Los golpes que recibió fueron todos en zonas vitales: en la cabeza, el cuello, los hombros y la agresora cesó su ataque porque intervino un vecino que empezó a filmar, de modo que de no haber estado este hombre podría haber continuado con la agresión, quien sabe hasta matarla”, explicó a Infobae una fuente con acceso al expediente, que originalmente contenía la imputación por lesiones leves.
El delito que se le achaca a López contempla una pena de entre 8 y 25 años de prisión, excepto que se llegue a un acuerdo mediante juicio abreviado, que podría reducir las penas. Se especula con que la defensa de la acusada apele para que la imputación vuelva a las lesiones, cuya pena es de un año de prisión en suspenso.
Según reconstruyeron hasta ahora los investigadores, López le partió un palo de golf en la cabeza a Lo’Presti y después sacó otro y siguió pegándole. Por eso el fiscal Calderón interpretó que la agresora estaba buscando algo más que la lesión: matarla. Una fuente judicial explicó que el delito de homicidio en grado de tentativa requiere que alguien cese por razones ajenas a su voluntad. Y eso fue lo que habría ocurrido en este caso. La intervención del vecino fue determinante para que Lo’Presti salvara su vida.
A partir de los relatos de la víctima y las lesiones que presentó, los investigadores incluso quedaron sorprendidos con el ensañamiento. “Era una mujer grande, quedó noqueada, no sé qué le pasó por la cabeza a López”, interpretó alguien que vio el expediente. El hombre que la acompañaba no pegó ni amagó a pegar pero participó de los insultos.
“Vayan a tomar mate al conurbano, esto no es Ostende”, es lo que le habrían gritado López y Girini a Lo’Presti y su amiga. Ostende es una localidad dentro del municipio de Pinamar donde vive la mayoría de los trabajadores de la ciudad, especialmente los obreros de las construcciones de las casas en las zonas de clase alta del balneario.
López fue detenida el viernes por la noche en su casa de Pinamar, en un barrio conocido como B5, en la calle De las Hespérides al 1500. Del domicilio, por orden del juez Mancinelli a pedido del fiscal Calderón, se secuestraron 32 palos de golf, un guante para la práctica de este deporte, un pantalón y una chomba. Es la ropa que, según los videos, usó la acusada durante la agresión.
Según contó una fuente policial a este medio, el fiscal busca el palo que López le partió en la cabeza a Lo’Presti pero, en principio, no estaría dentro de la bolsa secuestrada por lo que se sospecha que se deshicieron del elemento, clave para las pericias que podrían comprometer a la acusada. “Si no está ese palo partido, es un indicador más del hecho”, explicó la fuente.
En Pinamar, un pueblo donde durante el año vive poca gente y se conocen todos, asocian a López con Girini. “Siempre está a la sombra de él”, comentan vecinos consultados por este medio. Él es un hombre al que suelen asociarlo con ciertas actitudes violentas, “medio agresivas” en general con vecinos y trabajadores de la ciudad. Pero no tiene antecedentes penales. En la chismografía local, el padre de Girini, fundador de la farmacia Golf, es conocido por “decir obscenidades a las cajeras del supermercado”.
En relación con la acusación, de ser hallada culpable en un eventual juicio, López podría pasar entre cinco y diez años bajo la sombra de la prisión. Durante las últimas horas, a raíz de los insultos propinados a Lo’Presti, se especuló con que Calderón incluyera el agravante de “odio racial” en la acusación pero de momento no lo hizo. Trascendió que, según su perspectiva, “no pareció ser el odio racial el objetivo de la agresión”.
“El motivo principal es que se calentaron porque estaban caminando por el campo de golf, porque entorpecían la práctica del deporte, lo cual es desmesurado también”, comentó una fuente a este medio.
“Si me pegaba con la parte de madera, me mataba”
Ese martes 19 de noviembre, Lo’Presti, oriunda de City Bell, partido de La Plata, paseaba con su amiga Adriana por el campo de golf. Mientras caminaban, charlaban y tomaban mate sin interrumpir a las personas que jugaban. Sin embargo, su presencia molestó a Girini y López, que en ese momento jugaban en el green.
“Fue terrible. No sé por qué tanta violencia, y de la nada. Porque no hubo una discusión en el medio, no hubo una agresión. Nosotras estábamos caminando, tomando la energía del pasto… Y nada justifica esa violencia. Esta gente evidentemente no está bien”, aseguró Silvia en una entrevista concedida a Pinamar Diario. En su declaración testimonial, Lo’Presti comentó, además, que ella conoce las reglas del juego porque su marido practica golf, por lo que, explicó, ella sabía por dónde caminar sin molestar.
“Lo que les molestaba en definitiva es que estuviéramos ahí, porque ni siquiera estábamos interrumpiendo el juego. Nuestra idea era que pasaran, siguieran jugando y nosotros siguiéramos ahí al costado”, contó la víctima y agregó: “A mi amiga le tiraron una pelota a la altura de los tobillos, como diciendo ‘váyanse’. Adriana le dice ‘ay discúlpame, ya nos estábamos yendo’. Y ahí empezaron a decirnos ‘no saben la diferencia entre una plaza y un campo de golf’, ‘si quieren tomar mate váyanse al conurbano’, ‘negras ratas’, ‘esto no es Ostende, ‘nosotros pagamos 54 mil dólares para estar acá’. Todas esas barbaridades que se escucharon en el video”, recordó Lo’Presti.
La mujer contó que no quería meterse en el diálogo subido de tono que su amiga Adriana mantenía con los golfistas. “Yo estaba callada y en un momento me acerco y dije ‘basta, se acabó’. Y ahí la mujer me pegó con el palo de golf en el cuello y la cabeza, y lo parte. Y no le daba la distancia, porque si me pegaba con la madera, me mata”, aseguró y explicó: “Mi cabeza quedó como cuando te pegan, que quedás temblando. Y veo que saca otro palo, y me vuelve a pegar. Ahí dije ‘estoy en el horno’”.