Bajo el titulo ¿qué se discute con los coeficientes de riego? El Centro Integral del Agua (CIGGIA, bajo su sigla más extensa) acaba de publicar su segundo documento de la temporada hídrica 2024/25 e insiste en que se debe sintonizar el caudal de agua que se distribuye a los productores con las hectáreas de cultivos existentes.
El CIGGIA es un centro que une al ámbito académico y científico dedicado al estudio del agua, y advirtió que el volumen anual pronosticado para este ciclo –una media de 1.250 hm3- hay que tomarlo con pinzas: “aunque festejado por ser el más alto desde la temporada 2017/18, está por debajo de la media histórica y, a su vez, nos encuentra con las reservas, tanto en embalses como acuíferos, por debajo de lo recomendado”.
Por este motivo, agregan que “se ha alcanzado un consenso, en ámbitos académicos y políticos, de que estamos ante una buena oportunidad de mejorar esas reservas, es decir, de no usar toda el agua y recomponer el sistema”.
No sin varios chispazos, los regantes acordaron con las autoridades de Hidráulica que en noviembre y diciembre se les va a entregar por los canales de riego un coeficiente o caudal de 0,39 puntos.El Centro Integral del Agua puso reparos en ese coeficiente, y planteó las cuatro variables que se deben tener en cuenta antes de definir ese valor.
Cuatro variables
- Área cultivada: el caudal o coeficiente distribuido hace referencia a la superficie con derecho a riego o concesionada y no la efectivamente cultivada. Aseguran que el área realmente cultivada hoy es la mitad.
- Tipo de cultivo: cada cultivo tiene lo que se llama sus propios requerimientos hídricos, que se expresan en volumen, ya sea diario, mensual o anual. Hay cultivos de verano y de invierno, de ciclo largo o corto, de brotación temprana o tardía, entre otros. Aunque el cultivo predominante sea la vid, no es lo mismo para todas las variedades ni formas de conducción. A esto hay que sumarle el clima, que también tiene una influencia sobre los requerimientos de los cultivos en las distintas zonas y el manejo agronómico que hagamos del mismo.
- Uso de agua eficiente: esta medida expresa el porcentaje del agua asignada y derivada en cabecera de sistema que efectivamente llega al cultivo. “Sabemos que parte del agua se pierde en el camino, ya sea en la distribución, conducción y aplicación, pudiendo este valor global ser ampliamente variable. De ahí que se estimule el cuidado del agua mediante el uso de mejores tecnologías.
- Uso de agua subterránea: el Código de Aguas de San Juan permite el uso de agua subterránea como complemento del agua superficial, dentro de la red de riego. De hecho, muchos regantes cuentan con perforaciones en sus fincas que usan de manera estratégica para reforzar las dotaciones que llegan por los canales.
El CIGGIA plantea que no se conocen en detalle estas variables en San Juan por lo que se vuelve complicado saber si un coeficiente general de 0,39 es mucho o poco para un mes determinado del año. “Queda claro, sin embargo, que un uso eficiente del agua requiere una entrega flexible que sea capaz de atender una demanda variable”, indicaron.
Los objetivos
Los expertos concluyeron en que es necesario a futuro contemplar dos metas.
Una es generar información precisa y relevante respecto a área por cultivo, eficiencias de uso y agua bombeada dentro de la red de riego, basada en monitoreos anuales, para la toma de decisiones
La otra, invertir en la modernización del sistema, entendida como el “proceso de mejora técnica y de la gestión de los sistemas de riego, acompañada de reformas institucionales en caso necesario, con el objetivo de mejorar la utilización de los recursos y el servicio de suministro de agua a las explotaciones”.
El documento completo se puede consultar aquí:
Segundo Informe de coyuntura_CIGIAA.pdf