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SUSCRIBITEEl Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) aprobó la modificación, tras un intenso debate sobre la viabilidad. Algunos sectores la celebran como una herramienta estratégica para adaptarse a las fluctuaciones del mercado y otros cuestionan la falta de consulta previa.
Noticia con gran repercusión en San Juan. Luego de un extenso debate sobre su viabilidad, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) aprobó el último lunes la vinificación diferida, un cambio que introduce mayor flexibilidad en el proceso productivo. Con esta resolución, las bodegas podrán almacenar mosto sulfitado y decidir más adelante si lo destinan a la producción de vino o de jugo concentrado.
La medida, implementada en plena cosecha, ha generado reacciones dispares en la industria. Mientras algunos sectores la celebran como una herramienta estratégica para adaptarse a las fluctuaciones del mercado, otros cuestionan la falta de consulta previa y la oportunidad del anuncio.
Carlos Tizio, presidente del INV, destacó en diálogo con Los Andes que la aprobación responde a la necesidad de desregular y simplificar procesos en el sector. “Hemos tomado conciencia de la importancia de otorgar mayor libertad comercial con responsabilidad empresarial. Hay cerca de 40 resoluciones en esa línea”, explicó.
Desde el organismo regulador argumentan que la técnica ya ha sido probada con éxito en términos de conservación y calidad del producto final. “El mosto sulfitado se mantiene en excelentes condiciones y las fermentaciones sucesivas conservan su frescura y expresión frutal”, aseguró Tizio, quien también resaltó la flexibilidad que brinda la medida a las bodegas para optimizar su producción.
El reconocido enólogo Ángel Mendoza, quien ha impulsado esta iniciativa durante más de 40 años, sostuvo que la vinificación diferida es una práctica común en países como Australia, Nueva Zelanda, Portugal, Brasil, Estados Unidos, Canadá e Italia. “En Emilia-Romagna, con la uva Lambrusco, se produce un vino tranquilo mediante este método, lo que permite a las cooperativas solucionar problemas logísticos”, explicó.
Además, Mendoza destacó los beneficios económicos de la técnica, que podría reducir los costos de elaboración hasta en un 50% en comparación con la vinificación convencional. “Permite ahorrar en infraestructura y costos laborales. Durante la cosecha solo se recibe la uva y se la va sulfitando, para luego vinificarla a lo largo del año, aprovechando incluso el frío natural del invierno”, agregó.
Desde las cámaras empresariales, las opiniones sobre la resolución son diversas. Milton Kuret, presidente de Bodegas de Argentina, respaldó la iniciativa: “Es una medida necesaria que permite tomar decisiones estratégicas con más información y sin la presión de la cosecha”.
Por el contrario, Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, expresó su preocupación por la falta de consulta previa. “Nos tomó por sorpresa y creemos que la resolución es inoportuna en plena cosecha. Se debería haber discutido con el sector antes de su aprobación”, señaló.
Además, Sosa advirtió que el concepto de vinificación diferida ha sido debatido durante décadas sin lograr un consenso, debido a sus implicancias técnicas y económicas. “La resolución es escueta y deja lugar a la especulación. Necesitamos más claridad sobre su aplicación”, subrayó.
Ante estas inquietudes, el Centro de Viñateros convocará al presidente del INV para obtener mayor información y evaluar el impacto real de la medida en el mercado.
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