El principal problema fue el costo de los servicios, principalmente de luz, expresó Robles. La demora en el trámite de subsidio para Organizaciones No Gubernamentales (ONG) incidió drásticamente en las boletas que llegaron a las parroquias durante el año pasado. En algunos casos, no hubo descuentos por la falta del beneficio durante varios meses, pero luego lograron reincorporarse y obtener nuevamente las rebajas. “Algunas boletas llegaron a duplicarse y triplicarse, o pasaron de pagar $50.000 a $300.000”, indicó el obispo auxiliar.
Dicha situación golpeó de lleno a Valle Fértil. La parroquia del departamento serrano llegó a afrontar un gasto de luz de $350.000 aproximadamente. Cabe destacar que, ante la falta de gas natural, este servicio es indispensable para el verano y el invierno. Posteriormente, Quero explicó que hubo un descuento y el pago fue cercano a $250.000.
La crisis económica también generó cimbronazos en la ayuda social que brinda la Iglesia Católica en las distintas comunidades sanjuaninas. Robles tomó como ejemplo un dato que despertó las alarmas en Cáritas. Según el obispo auxiliar, la asistencia pasó de 40 a 150 personas en los últimos meses. Esto significó un incremento del 275% aproximadamente.
Además, habló sobre el aumento de sanjuaninos en situación de calle. “Quienes vivían en alquileres baratos, no pudieron pagarlos y terminaron sin un techo”, dijo el referente del catolicismo en la provincia.
En otras palabras, Quero habló sobre las subas de precios en los artículos de la canasta básica. Por ejemplo, el párroco mencionó que el valor de la leche en polvo pasó de $12.000 a $18.000 en los últimos meses, siendo un alza mayor a los valores de la Ciudad por la sumatoria de los gastos de traslado. “Eso repercutió mucho en el pueblo”, contó.
El gobierno de Javier Milei recortó casi un 80% los fondos a la Iglesia Católica
En el marco de un ajuste generalizado en las cuentas públicas, el gobierno de Javier Milei recortó 79% en términos reales los fondos para la Iglesia Católica, a través de la Secretaría de Culto. El debate por los aportes estatales a la institución se intensificó durante 2018, en medio del impulso de la legalización del aborto, y mermó en los últimos años. A esto contribuyó el hecho que la Conferencia Episcopal decidiera ir hacia un esquema de autosustentabilidad, reemplazando gradualmente la subvención a los obispos.
De todos modos, el presupuesto sigue incluyendo transferencias: en 2024 se gastaron $132,3 millones en el programa “Registro y Sostenimiento de Culto”, frente a los $194,4 millones de 2023. Esto representa una caída nominal de 32% y 79% real. Cabe destacar que en enero, febrero, marzo, julio, septiembre y noviembre no se registraron montos devengados, de acuerdo a la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP). En diciembre, se ejecutó casi la mitad del total.
Esto se debe, en parte, a que desde diciembre de 2023, los arzobispos y obispos dejaron de recibir una asignación mensual de $55.000, prevista en la ley 21.950, norma que data de la dictadura militar. Fue iniciativa de la Iglesia renunciar a este complemento en 2018. El proceso llevó 5 años y se fue concretando a medida que dicha suma no se actualizaba por inflación. Más allá del impacto económico, la decisión tuvo una fuerte carga simbólica.
Aun así, el presupuesto nacional de 2024 (prórroga del de 2023) contempló fondos que técnicamente se denominan “Asistencia Financiera al Culto Católico” y según precisaron desde el Palacio de Hacienda, se dirigen a 143 arzobispos y obispos, 600 sacerdotes y 1.000 seminaristas. Sin embargo, es la Iglesia quien “decide los gastos”, dijeron en la cartera económica.
Otra forma de aporte son las transferencias para comedores y puntos de entrega de alimentos. Por caso, el Ministerio de Capital Humano otorgó a Cáritas más de $3.661 millones mensuales con ese fin en el último año. Por otro lado, hay partidas que no se discriminan, razón por la cual no se pueden estimar los montos. Ejemplo de ello son los subsidios a los colegios católicos por parte de las provincias. El nivel de descentralización de la institución también dificulta calcular un total.
No obstante, fuentes de la Iglesia aseguraron que gran parte de su financiamiento proviene de los fieles, empresas y organizaciones, como Unicef. “En algunos casos y situaciones también acompaña el Estado, sea nacional, provincial o municipal. Pero depende del proyecto y de la diócesis. Existen distintos formatos de ayuda, pueden ser convenios o subsidios, y se utiliza para el pago de sueldos profesionales, compra de alimentos, gastos de estructura, entre otros”, señalaron.
Asimismo, las fuentes resaltaron el programa de Financiamiento Eclesial (FE), creado en 2020, que tiene como finalidad generar recursos propios para sostener su misión. Y mencionaron el acompañamiento de la institución a los sectores más vulnerables. “La Iglesia tiene una presencia en los barrios populares integral. Hay proyectos que se relacionan con lo educativo, otros con la asistencia alimentaria, vivienda, cuidado de la vida desde el vientre de la madre hasta la tercera edad o apoyo a los jóvenes con problemas de adicciones”, contaron y explicaron: “Hay tareas que el Estado muchas veces no puede realizar, por lo que se trata de una mirada de cooperación”.
Respecto a la situación social que observan, apuntaron que en la gran mayoría de las parroquias y barrios se ha visto un crecimiento de la demanda en los comedores durante 2024, “especialmente de ancianos, que además piden ayuda para comprar medicamentos”.
La Iglesia se ha manifestado en varias oportunidades sobre esta cuestión desde el inicio de la gestión de Javier Milei. En este sentido, recientemente el presidente de la Conferencia Episcopal, Marcelo Colombo, advirtió “por la creciente incorporación de nuevos pobres a nuestras Cáritas”. Consideró que “los ajustes y recortes necesarios no pueden hacerse a costa de los jubilados o de los más pobres” y reclamó al Gobierno que “la economía es con la gente adentro”.
Con información de Infobae