Por la mañana recorre los pasillos de Tribunales cumpliendo funciones como fiscal de la UFI Delitos contra la Propiedad, cargo al que llegó hace unos pocos meses después de desempeñarse por años como abogado penalista. Sin embargo, cuando llega la noche, su rol cambia por completo. De pantalones cortos, botines y una chomba del equipo, Leonardo "Corcho" Villalba se pone en el papel de entrenador de un equipo de fútbol femenino. Después de recibir la propuesta de una amiga, aceptó el desafío y, este fin de semana, debutó como entrenador en la Liga de Profesionales, con una prometedora victoria.
Juega al fútbol en el Foro de Abogados y dirige a un grupo de chicos de la categoría Junior, pero esta es su primera experiencia al frente de un plantel femenino: Las Bogas. Y si bien la combinación de ser fiscal y entrenador podría parecer compleja, Villalba encuentra en una cancha la forma de desconectarse de su día a día en la justicia. "Esto es el cable a tierra que uno tiene", comenta con una sonrisa, destacando lo importante que es para él poder disfrutar de su otra gran afición.
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“Hola, ¿cómo están? ¿Ya tienen el pantalón, las medias, todo listo? Pasame la pelota que arrancamos…” Las órdenes en el campo son directas, reflejando un poco un estilo de liderazgo. Al preguntarle cómo hace para combinar estas dos roles tan diferentes, Villaba se muestra relajado y sincero: "La verdad que, gracias a Dios, bueno, fiscal, hace seis meses aproximadamente estoy en el cargo. Y bueno, esto, en el foro siempre comparto con amigos, juego en un equipo de la Liga, dirijo también los chicos de junior y bueno, y con las chicas también". Aunque la profesión le exige un alto grado de concentración, el fútbol es su refugio, su espacio para desconectarse y seguir disfrutando de lo que más le gusta.
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Su relación con la redonda viene de lejos. Desde pequeño jugó en Sportivo Desamparados, donde también cumplió diversos roles, incluyendo el de abogado y presidente de la institución puyutana. Llegó a debuta en el plantel mayor, pero tuvo que colgar los botines para instalarse en Córdoba y estudiar Abogacía. No se arrepiente de aquella decisión, porque además la dirección técnica, que no descarta estudiarla en profundidad a futuro, nació un poco allí. "Es algo nuevo esto del fútbol femenino. Pero arranqué como entrenador cuando estudiaba abogacía en Córdoba, allí dirigí la selección de fútbol de la Universidad Nacional de la provincia", menciona.
La oportunidad de dirigir a un equipo femenino surgió el año pasado, cuando algunas jugadoras se acercaron a él con la propuesta. "Me hablaron las chicas para ver si quería dirigirlas y bueno, fue incursionar algo nuevo", recuerda.
El entrenador, que también tiene una destacada trayectoria en el campo de la justicia, explica que ser técnico de mujeres exige un enfoque diferente al que podría tener con un equipo masculino. “No es lo mismo dirigir a hombres que a mujeres, por ahí las pulsaciones son diferentes”, afirma. Además, destaca que su rol no se limita a dar indicaciones tácticas, sino que también incluye aspectos organizativos, como la gestión de la indumentaria y el apoyo logístico. "Este es un grupo que está muy organizado, me sorprende mucho", afirma, reconociendo el esfuerzo y la disciplina del equipo.
Aunque su vida profesional en Tribunales y su rol como entrenador parecen perfiles completamente distintos, Villalba asegura que no son tan diferentes. "En la justicia es otra cosa, uno está afectado todo el día por el trabajo, especialmente cuando se está de turno. Pero esto es también un poquito de cable a tierra", reflexiona, resaltando que, aunque ambos trabajos son exigentes, el fútbol le permite seguir "despuntando el vicio" de su gran pasión.